Como
podéis comprobar al ver este blog, este año
no estamos muy activos, se nota que nos estamos volviendo mayores, la
gente se casa, otros tienen hijos, otros se van a vivir lejos… y esto hace que
no nos juntemos mucho.
El
pasado día 18 de agosto, andando por el campo de Astudillo, el Chao y yo
(Javi) coincidimos en lo mismo, que esto
tenía que cambiar, que teníamos que ponernos las pilas y volver a patear
montañas, y que mejor que subir el Espigüete para terminar el verano.
Así
que este pasado sábado, los dos, madrugamos un poquillo y nos dirigimos a
nuestra querida Montaña Palentina. Tomamos café en Velilla y al tajo. A las
9:20 de la mañana estábamos saliendo por la senda Mazobre, cargados con un buen
almuerzo y con unas ganas tremendas de disfrutar de la naturaleza. Para subir,
decidimos ir por la arista, porque a nuestro parecer es la más fácil.
Diez
minutos después, ya se notaba que no estábamos en forma, alguno sudaba tanto
que parecía que solo llovía encima de él. Pero poco a poco fuimos ascendiendo
esta querida montaña. El tiempo nos acompañó durante todo el día, nos quiso
asustar a una hora de llegar, pero no fue nada (cuatro chispillas).
Como
el día acompañaba, no éramos los únicos que elegimos este día para subir, nos
encontramos con gente de Madrid, de Santiago del Val…, ¡¡que teníamos que pedir
cita para entrar a la cima!!
En
un poco más de tres horitas ya estábamos arriba, disfrutando de las vistas y de
un pedazo de bocadillo, que nos lo habíamos ganado.
Para
bajar elegimos la cara norte, porque ninguno de los dos habíamos bajado antes
por ahí, el descenso muy chulo, pero en algunos momentos algo peligroso, el
culo de alguno de nosotros tocó el suelo unas cuantas veces, jejeje.
Y en
cinco horas y media (contando el almuerzo), estábamos en Puente Agudín
mojándonos los pies mientras tomábamos unas cañas.
Esto
ha sido una breve crónica de este magnífico día, y esperamos seguir disfrutando
de la naturaleza.
Nos vemos en la siguiente
Chao y Javi
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