La subida de 700 metros se hace muy cómoda y casi sin pérdida, por lo que logramos hacerlo sin perdernos teniendo unas vistas desde arriba inmejorables.
Para bajar si que decidimos, de mutuo acuerdo, perdernos un poco para buscar un sabinar en vez de bajar por las minas y la verdad es que merece la pena. Las sabinas nacen entre las rocas creando un ambiente ténebre y a la vez atractivo.
Y en 3 horas justas estábamos de vuelta en el coche, listos para volver a Astudillo y tomar los vinos en el fin de semana del pan y el queso. Todo es querer!!!
Nos vemos en la siguiente!
Javi y Chao
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